lunes, 25 de enero de 2016

No dejes de congregarte (He 10:25)

Por Miguel Rodriguez

INTRODUCCIÓN
Hebreos 10.25
(RV1960) No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Sobre este texto, el pastor Inglés Arthur Pink comento lo siguiente: “Este versículo constituye la transición entre el tema de la perseverancia cristiana, tratados en los versículos 23 y 24, y el de la apostasía, que se desarrolla en el versículo 26 en adelante, aunque está mucho más estrechamente relacionado con el segundo que con el primero.” (Arthur Pink)


(Sobre Arthur Pínk, desde 1925 a 1928 sirvió en Australia, como pastor de dos congregaciones desde 1926 a 1928, donde regresó a Inglaterra, y luego, al año siguiente, a los Estados Unidos. Eventualmente pastoreo iglesias en Colorado, California, Kentucky, y en Carolina del Sur.)

¿Qué quiere decir esto? Qué un párrafo antes de Hebreos 10:25 está hablando de los cristianos, y el párrafo siguiente está hablando de los falsos cristianos que caen en apostasía, y una evidencia de estar cayendo en apostasía es empezar a dejar de congregarse. Apostasía es apartarse de la fe. Un apóstata es aquel que se aparta de la fe. No voy a tratar acerca de la apostasía, ya que nos faltaría el tiempo. Lo que si vamos a ver es la importancia de congregarse, entender que significa Hebreos 10:25 para nosotros los cristianos. ¿Qué significa y que implicancias practicas tiene para los cristianos este texto? Antes de meditar en este texto es necesario ver lo que dice un versículo antes, en Hebreos 10:24.

HEBREOS 10:24
(RV1960) Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.
Y CONSIDERÉMONOS UNOS A OTROS

Considerémonos en el idioma original griego es la palabra: “katanoeo” que significa: “observar completamente” a veces se traduce como: “observar, ver, fijarse en ver, darse cuenta, comprender, considerar, considerar estrechamente, echar, mirar”

Esto quiere decir que debemos:
Observar completamente a los hermanos, ver a los hermanos, fijarnos en los hermanos, comprendernos mutuamente, considerar al hermano.

Pregunto:
¿Acaso tengo que ver como viste el hermano, si vino con polo o camisa, o zapatos o zapatillas? ¿Acaso tengo que ver que ha comido el hermano para criticarle? ¿Acaso tengo que ver como habla el hermano, para ver si no pronuncia muy bien el español o si tiene algún dejo para burlarme de él? No hermanos, no se refiere a ninguna de estas cosas.

Se refiere a: observar su vida espiritual, ver su caminar en Cristo, darnos cuenta de cómo están andando espiritualmente, mirar su crecimiento en la santidad de Dios y en el conocimiento del Evangelio. Nunca con un afán de criticarle, sino con un deseo de ayudar al hermano en su crecimiento espiritual.

Esto quiere decir que debemos de preocuparnos por los hermanos. Y está preocupación debe ser mutua. Debemos ser solidarios para con nuestros hermanos para cuando estén pasando por alguna necesidad. Debemos tratar de ayudar a otros en su vida espiritual. Y esta actitud de consideración hacia los hermanos debe hacerse, según Gálatas, “con espíritu de mansedumbre” (Gálatas 6:1)

Pero si no observamos ni nos preocupamos por la vida espiritual de los hermanos, si no ayudamos a otros en su crecimiento espiritual, si no somos solidarios con los hermanos que estén pasando por alguna necesidad, si no estamos haciendo alguna de estas cosas, estamos pecando, porque no estamos considerándonos los unos por los otros como dice la Escritura. Si no hacemos estas cosas estamos pecando. Es portarse como Caín, el asesino de su hermano Abel. Cuando Dios le pregunto a Caín sobre su hermano: “¿Dónde está tu hermano?” y Caín le responde: “No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9) Quizás muchos de nosotros, respondemos así como Caín, cuando un hermano no viene a los cultos durante la semana, a algunos les da igual si un hermano viene o no viene, a algunos le es indiferente la ausencia de un hermano. Poco a nada les importa si vino o si no vino. Y cuando llega el domingo, y alguien pregunta ¿Alguien sabe del hermano tal? Y respondemos como Caín: No sé, ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? ¿Acaso, tengo que velar por su vida espiritual? Y pareciera tan normal que un hermano deje de congregarse. Pareciera tan normal que ni siquiera llamemos al hermano para saber cómo está.

¿A cuántos hermanos de la congregación has llamado esta semana? Y si no has llamado a nadie: ¿Así dices amar a tus hermanos? Si así hemos actuado hasta el día de hoy, es algo de lo cual tenemos que arrepentirnos y debemos cambiar esta actitud. Así como nos preocupamos por nosotros mismos, en que vamos a comer o vestir, así también debemos preocuparnos por nuestros hermanos, en el ámbito espiritual. ¿Cómo está la vida espiritual de mi hermano?, ¿Qué puedo hacer para ayudarle? Y los que por alguna razón tienen que faltar, solo cuando haiga alguna razón justificable para no venir a los servicios, si es que tienen consideración a los hermanos, deben avisar, de manera que cuando alguien se ausente, todos sepamos el motivo de su ausencia, y su ausencia no nos agarre por sorpresa, o haga tropezar a otros.

Pero ¿Para qué debemos considerarnos los unos a los otros? ¿Para qué debo preocuparme por mi hermano? ¿Para qué debo interesarme por la vida espiritual de mi hermano? ¿Para qué debo hacer todas estas cosas?

La respuesta está en la segunda parte de este versículo:
PARA ESTIMULARNOS AL AMOR Y A LAS BUENAS OBRAS.

Estimularnos al amor es: Incitarnos al amor, Amarnos entre nosotros, Provocarnos al amor realizando actos de amor, Realizar actos de amor para con mi hermano, Ayudar a los demás a demostrar su amor, Ayudarnos unos a otros a tener más amor.

Este estímulo a amarnos entre nosotros no es como lo ve el mundo, ya que el concepto de amor que tiene el mundo es casi siempre de contenido sexual. Este estímulo a amarnos se refiere a lo que Dios dice en su Palabra acerca del amor.

Estimularnos a las buenas obras es: Hacer lo bueno a los hermanos, Hacer el bien a los hermanos.

Esto no quiere decir que no debamos nunca debamos amar o hacer el bien al incrédulo, ya la Biblia dice que debemos amar al prójimo sea o no sea creyente, y también dice que debemos hacer el bien a todas las personas. Pero en este texto, se refiere más que todo a un amor filial y fraternal entre cristianos, personas redimidas por la sangre de Cristo.

Ahora, otra pregunta: ¿Cómo podemos demostrar que nos amamos? ¿Cómo puedo demostrar que amo a mi hermano? ¿Qué mayor acto de amor puedes mostrarle a tu hermano?

La respuesta está en el siguiente versículo:
Hebreos 10:25
(RV1960) “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

(PDT) "Algunos están faltando a las reuniones, y eso no está bien. Reunámonos para animarnos unos a otros y con mayor razón ahora que vemos que se acerca el día."

(DHH) “No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca.”

Entonces, congregarte es una muestra de amor hacia tus hermanos. Al congregarte estas demostrando cuanto amas a los hermanos. Si no estás congregando fielmente, pregúntate esto: ¿Estás amando a tus hermanos? No puedes decir que amas a tus hermanos, y sin embargo no tienes ningún deseo de congregar con tus hermanos. No puedes decir que amas a Dios, y sin embargo no tienen ningún deseo de congregar con aquellos que Dios ama.

NO DEJANDO DE CONGREGARNOS

Dejando en el idioma original griego es la palabra “enkataléipo” y significa: “dejar atrás, desertar, desamparar, etc.” (Diccionario Hebreo-Griego Strong)

Congregarnos en el idioma original griego es la palabra “episunagoque” y significa: “reunión cristiana para adoración, congregar, reunión, un reunir juntamente, reunir juntos.” (Diccionario Hebreo-Griego Vine)

Podemos decir que: “no hay que dejar atrás este mandato de congregarnos”, “al no congregar estamos desamparando a la congregación”, “no debemos dejar de reunirnos con otros cristianos para adorar a Dios.”

No es una simple advertencia de no dejar de congregarnos como si fuera algo opcional, sino que es una orden clara y debería ser fácil de comprender para cualquier cristiano. Pero este mandamiento es uno de los mandamientos más desobedecidos en el día de hoy por los “cristianos” profesantes. No es posible tener muchos años en la fe, y no haber entendido la importancia de congregarnos. El mensaje de este texto es el mismo mensaje para la iglesia de hoy, es el mismo mensaje para nosotros, es el mismo mensaje para mí, es el mismo mensaje para ustedes, es el mismo mensaje para ti:

“No dejemos de congregarnos” (BAD)
“No dejemos de asistir a nuestras reuniones.” (DHH)
“No dejemos de reunirnos, como hacen algunos” (BLS)

Esto se escribió originalmente para animar a los hermanos para que no dejen de reunirse, ya que debido a la persecución, algunos tenían el temor de ser echados a la cárcel o ser muertos por el Imperio Romano. Ser cristiano era prácticamente un crimen para Roma. Este temor es natural en cualquier persona, pero estas palabras llenaron de fortaleza y animo a los cristianos de aquel tiempo. La persecución que padecieron los primeros cristianos es muy diferente a la de ahora. En la actualidad no tenemos un gobierno que persiga a los cristianos. Por tanto, pareciera innecesario hablar sobre este tema. Aun suponiendo que fuéramos perseguidos, ¿eso sería un motivo para dejar de congregar? Si mañana más tarde, el gobierno decide promulgar una ley donde se aprueba la persecución contra los cristianos, ¿Serías de los primeros en dejar de congregar?, o ¿manifestarías cuanto amas al Señor y a los hermanos? ¿Serías de los que deja de congregar para siempre o de los que nunca dejarían de congregar?

Una evidencia de que tú eres un verdadero cristiano es que:
- Tienes comunión con Dios y también tienes comunión con los hijos de Dios.
- Amas estar reunido con los cristianos.
- Te deleitas en la comunión con otros cristianos.
- No dejas de congregarte.

Congregarte no te va a salvar del infierno, pero congregarte es una evidencia de que has sido salvado del infierno. Congregarte es una buena obra, pero no somos salvos por hacer buenas obras, somos salvos para hacer buenas obras. Por tanto, los que son verdaderamente salvos hacen buenas obras, y una de estas buenas obras es congregar. Una mala obra es no congregar o dejar de congregar.

Hebreos 10:25 en la Biblia de Ginebra dice: “No dejando la comunión que tenemos entre nosotros mismos.” (Biblia de Ginebra)

(La Biblia de Ginebra es la versión de la Biblia en el idioma inglés que usaron los cristianos de la Reforma, fue usada por los cristianos puritanos en los EEUU, pero con el tiempo dejo de usarse.)

Una persona al no congregar también está manifestando orgullo en su corazón, y mucho egoísmo. Un egoísta es aquel que solo ve por sus propios intereses y solo congrega por conveniencia o para ver que error le encuentro al predicador que no me cae para criticarle.

El comentarista bíblico Simón Kistemaker acerca de Hebreos 10:25 dice lo siguiente:

“Una de las primeras indicaciones de una CARENCIA DE AMOR POR DIOS Y POR EL PRÓJIMO es que el cristiano se aleja de los cultos. El miembro abandona las obligaciones comunitarias, deja de asistir a las reuniones y exhibe los síntomas de egoísmo y de egocentrismo.” (Simón Kistemaker, Comentario Bíblico Hebreos 10:25)

Imagina una iglesia cuyos miembros se congregan solo cuando quieren o cuando pueden.

Una iglesia con miembros que congregan cuando se les da la gana no puede ser llamada iglesia de Cristo.

Si alguien piensa que faltar a algunas reuniones de la iglesia es algo normal, está completamente equivocado. Ese pensamiento es pecaminoso.


Alguien podría decir: “Yo no estoy débil porque yo recibo la Palabra de Dios en mi casa, yo leo la Biblia en casa” Qué bien, diría yo, estas cumpliendo ese mandamiento, pero: ¿obedeces el mandato de congregar? Y además diría que estás mintiendo, porque si leyeras la Biblia en casa:

Sabrías que Dios te manda a congregar. Sabrías que Dios te salvo para tener comunión con otros cristianos. Sabrías que Dios estableció pastores y maestros para instruirte en la Palabra de Dios, y no te podrán instruir si dejas de congregar. Sabrías que los primeros cristianos se reunían juntos para orar, y eso te impulsaría a quererte reunirte con otros cristianos para orar en los cultos de oración. Sabrías que los primeros cristianos se reunían juntos para aprender la Palabra de Dios, y eso te impulsaría a querer reunirte con otros cristianos para recibir juntos la Palabra de Dios. Hermanos, la vida cristiana no es una vida individual, es una vida colectiva. Nunca ha sido ni será el diseño de Dios para ti que tengas tu relación con Dios separado de los demás creyentes en el cuerpo de Cristo. Es anti bíblico y arrogante pensar de esa manera. La asistencia a la iglesia local no es una sugerencia, es un mandato. Cuando Dios nos ha puesto en una iglesia local que sea bíblica, nuestra obligación es asistir y servir.

No congregar = peligro de apostasía

El otro peligro de no congregar es porque se manifiesta los primeros síntomas de apostasía. Esto significa que el dejar de congregarse es un peligro que podría conducir a la apostasía total. Es decir, si alguien tiene el hábito de faltar a las reuniones de la iglesia, con el tiempo dejará de congregar y nunca más volverá. Y no es porque haya dejado de ser cristiano sino porque nunca fue cristiano, por eso se apartó de Dios, y como consecuencia de apartarse de Dios, se apartó de la congregación, se apartó de la comunión con otros cristianos, por eso muchos se apartan de la iglesia porque en realidad nunca entendieron el Evangelio, nunca fueron verdaderos cristianos. Siguieron a Cristo por razones equivocadas o por caprichos personales, pero nunca siguieron a Cristo como su Salvador.
La impuntualidad

Alguien podría decir: “Yo nunca falto a las reunimos, aunque casi siempre llego tarde, pero igual llego. Así que este mensaje no es para mí.”

Aunque la puntualidad sea uno de los valores humanos de este mundo, eso no quiere decir que como cristianos no debamos ser puntuales. Una persona que tiene el hábito de llegar tarde refleja su condición espiritual. Llegas puntual al trabajo, llegas puntual al colegio o al Instituto, ¿pero llegas tarde a la Iglesia? ¿Tenemos más respeto a las instituciones del mundo que a las reuniones de la iglesia? ¿Tenemos más respeto a las organizaciones humanas que a la organización bendita de Dios, llamada su iglesia de Jesucristo? La impuntualidad refleja el estado de nuestro corazón.

Jonathan Edwards decía lo siguiente:

“¿Eres uno de esos cuya costumbre es llegar tarde a la adoración pública de Dios…? No vives en pecado siendo así, CONSIDERA si eso es algo que puede justificarse, CONSIDERA si esa práctica honra a Dios…, CONSIDERA si eso no es algo que da la impresión de tomar en poco la adoración publica y las ordenanzas de la casa de Dios… ¿NO ES UNA PRÁCTICA DESORDENADA?, y si todos hicieran así que confusión se ocasionaría.” (Jonathan Edwards)

Imagina que a todos se nos ocurre llegar tarde, incluyendo al predicador o al pastor que va a predicar. ¡Qué confusión! A veces entre bromas decimos: “Llegamos tarde como buenos peruanos.” Es un hábito del peruano llegar al tarde. Pero nuestra ciudadanía no es peruana aunque lo sea en forma terrenal, es celestial, somos ciudadanos del cielo. Y si somos ciudadanos del cielo, y le pertenecemos al Dios qué está en cielos, y si Dios es un Dios de ORDEN. Entonces, el ORDEN debe manifestarse en nuestras vidas. Y la PUNTUALIDAD es una muestra de ORDEN. No quiero que después de esto, alguien falte y cuando alguien le pregunte: “Hermano, porque no viniste”, responda: “Hermano, se me paso la hora. Y como el hermano Miguel dijo que no hay que llegar tarde, mejor ya no vine.” Si eso alguien piensa de esta manera, es porque no ha entendido nada de lo que estoy predicando esta noche. Pero si por alguna razón que sea justificable hemos llegado tarde, Dios entiende. Pero evitemos y procuremos no llegar tarde a las reuniones. Si hemos estado acostumbrados a llegar tarde, hay que arrepentirnos y corregirnos.
Congregar sin estar presente:

Alguien podría decir: “Yo siempre congrego, y también llego puntual, así que este mensaje no es para mí.”

Yo les preguntaría a los que piensan de esa manera: “¿Congregas y llegas puntual, pero estas presente? Debemos cuidarnos de congregar sin estar presentes. ¿Cómo es eso de congregar sin estar presente? Con algunos pasa esto: Su cuerpo físico está aquí, pero su mente está en otra parte. Vienen a la iglesia, mueven sus labios pero no cantan. Abren la Biblia pero no leen el pasaje. Miran al predicador que está en el pulpito pero no le prestan atención. Oyen la palabra pero no escuchan. Al momento de orar agachan la cabeza pero no oran. Su cuerpo está aquí pero su corazón está allá afuera. Mueven la boca durante las alabanzas pero no tienen el deseo de alabar a Dios. Abren la biblia pero poco o nada les interesa lo que el pastor está predicando. Oyen la Palabra sin ningún interés, y esperando a que termine el culto para irse. Y lo que más les aburre son las reuniones de oraciones de los miércoles. Y lo que menos le interesa es estudiar doctrina en las reuniones de los viernes. Dios nos libre de tener esa actitud.

Puede ocurrir lo que le ocurrió a una persona.

Una pareja de esposos, la esposa por estar enferma no pudo ir. Y al llegar el esposo a casa, la esposa le pregunta,

- ¿qué tal estuvo la predica?, ¿de qué predico el pastor?
- El esposo responde: La predica estuvo bonita, el pastor predico sobre el pecado.
- Y de qué trato el mensaje esposo mío.
- Ah no sé, pero creo que el pastor no está de acuerdo con el pecado.

Si alguna vez te ha pasado algo similar, pídele ayuda a Dios, ruega a Dios en oración para que te de entendimiento, para que te ayude a entender la palabra de Dios, para que puedas entender el mensaje que se predica, para que puedas a entender la Biblia cada vez que se lee aquí y cada vez que la lees en casa. Si tú le pides, el dará entendimiento. Y a medida que crezcas en la fe, él te ayudará a entender y comprender la Biblia. Pero si esto te pasa siempre, y desde que has venido nunca has entendido nada de lo que se ha predicado en este lugar, puede ser peligroso, puede ser que no seas salvo. Por eso no entiendes nada. Los que son salvos tienen el Espíritu Santo en su corazón, por eso cuando el predicador, que también tiene el Espíritu Santo predica algo, el que es salvo lo entiende, porque hablan el mismo idioma. En cambio, una persona incrédula no es salva, no tiene el Espíritu Santo por eso no entiende nada de las cosas espirituales.

Por eso en 1 Corintios dice: “Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. PERO EL HOMBRE NATURAL (INCRÉDULO) NO PERCIBE LAS COSAS QUE SON DEL ESPÍRITU DE DIOS, porque para él son locura, Y NO LAS PUEDE ENTENDER, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2:13-14) Y los que pueden discernir espiritualmente son los que tienen el Espíritu Santo. ¿Y quiénes tienen el Espíritu Santo? Pues, los cristianos, los que son salvos. Los que no son salvos no lo tienen.

Entonces, si desde que has venido no has entendido nada, pidele a Dios que te salve, cree en el sacrificio de Cristo que hizo por ti para salvarte de tus pecados, cree que murió por ti en la cruz para salvarte, cree que resucito. Si tú te arrepientes y crees en Jesucristo serás salvo.

COMO ALGUNOS TIENEN POR COSTUMBRE

Ya en siglo I algunos tenían la costumbre de no congregar. En este tiempo también hay algunos que se han malacostumbrado a no congregar en las iglesias locales. Hermanos, les recuerdo lo que dice hebreos 10:25 en la versión PDT: “Algunos están faltando a las reuniones, y eso no está bien.” (PDT)

Hay razones que podrían ser justificables cuando uno se encuentra enfermo o cuando se tiene que trabajar de forma obligatoria los domingos, o cuando se tiene que estudiar en el turno noche, o cualquier otro motivo que sea verdaderamente justificable. Esos motivos que Dios entiende y no me atrevo a juzgar. Pero no estoy hablando de esos casos, sino de aquellos casos en los que pudiendo venir a congregar no lo hacen, quizás por dormir hasta más tarde los domingos, o quizás por quedarse a ver televisión en casa, o por pasar más tiempo con la novia o por preferir está chateando en el Facebook o por cualquier otro motivo pecaminoso que solamente tú y Dios lo saben. ¿Estas cosas son más importantes para ti que obedecer a Dios?

Quizás algunos podrían decir: “Yo soy muy obediente a Dios, ya que yo vengo todos los Domingos. Con venir en la mañana o en la tarde ya cumplí”

Yo les diría: ¿En qué parte de la Biblia dice que debes congregarte solamente los domingos por la mañana o por la tarde? Si volvemos a leer lo que dice Hebreos 10:25 en la versión DHH dice: “No dejemos de asistir a nuestras reuniones” (DHH) Yo les preguntaría a los que piensan así: ¿Qué días son las reuniones de tu iglesia? ¿Solo los domingos? ¿O también nos reunimos durante la semana? ¿Acaso no tenemos reuniones durante la semana? ¿Acaso no nos reunimos los domingos tanto en las mañanas como en las noches?

Supongamos que para un domingo invitamos a un predicador, y por algún motivo, este predicador no viene. ¿Cómo nos sentimos? ¿Tristes? ¿Ofendidos? Cuando nosotros faltamos al culto estamos contristando al Espíritu Santo, y los miembros se entristecen por la ausencia de un hermano. Dios también se ofende cuando faltas a las reuniones de la iglesia. Estás ofendiendo a Dios al dejar de congregar, porque congregar es un mandato de Dios, al desobedecer este mandato estas ofendiendo a Dios.

SINO EXHORTÁNDONOS

Alguien podría decir: “Yo asisto a TODAS las reuniones de la iglesia, llego puntual, y estoy presente, mi cuerpo y mente están aquí, presto mucha atención a la predicación, por tanto yo ya cumplí con este mandamiento. Por tanto este mensaje no es para mí.”

Yo diría: Qué bien, que congregues, llegues puntual y tu cuerpo y mente estén aquí. Pero ¿Estás cumpliendo con el segundo mandamiento que unido al mandato de congregarnos? Por qué si solo congregas y no obedeces el segundo mandato que va de la mano con el mandamiento de congregar, es como no hubieras venido. Pero ¿Cuál es el segundo mandamiento dentro de este texto? Hebreos 10:25 dice: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino EXHORTÁNDONOS”

Exhortar es el segundo mandamiento que hay en este versículo. Así como el arrepentimiento y la fe van de la mano para ser salvo. Así también el congregarse y la exhortación van de la mano en este texto. Es decir, no solo basta con que una persona asista a las reuniones, no basta con que una persona llegue puntual, no basta con una persona preste mucha atención, sino que también es necesario que el creyente exhorte a los hermanos que asisten a las reuniones. Al no congregar estas violando no solo un mandamiento sino dos mandamientos, y estos dos mandamientos son el no congregarte y el no exhortar a los hermanos.

¿Cómo exhortar al hermano?

Exhortar es la palabra griega: “parakaleo” y significa: “llamar cerca, invitar, invocar por imploración o exhortación o consolación”, y se traduce muchas veces como:

“Orar, presentar, rogar, alentar, amonestar, animar, confortar, consolación, consolar, exhortación, exhortar, exigencia.”

La primera forma de exhortación es a través de la predicación de la palabra, y está exhortación no es en base a lo que debes o no debes hacer basado en mandamiento de hombres, sino en lo que Dios ha dicho en su Palabra y como está Palabra afecta en tu vida.

Una de las maneras de exhortar al hermano es:

Predicando el Evangelio al hermano...: “Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.” (Lucas 3:18)

Animando al hermano que esté pasando por alguna prueba, necesidad, aflicción o tribulación…: (1 Tesalonicenses 5:11, 1 Tesalonicenses 3:7, 2 Corintios 1:4)

Es importante que animemos y consolemos a los hermanos, NO con nuestras palabras, No con nuestras experiencias que hayamos vivido, NO con lo que nosotros pensamos, NO con lo que nosotros sentimos, sino con lo que dice la Palabra de Dios. “consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.” (Hechos 15:32 comparar con Hechos 20:2)

Animar a los hermanos para que sigan perseverando en Cristo: “Animar a que los hermanos permanezcan fieles a Jesucristo.” (Hechos 11:23)

¿Cuál es el propósito de exhortarnos unos a otros?

¿Para qué le vaya bien en la vida? ¿Para qué confié en sí mismo? ¿Para levantarle el ego? Ninguna de estas cosas. El propósito de exhortarnos unos a otros es para “seguir confiando en Dios cada vez más.” (BLS)

Otro propósito para exhortarnos es para que no se endurezca tu hermano: “Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; NO SEA QUE ALGUNO DE VOSOTROS SEA ENDURECIDO POR EL ENGAÑO DEL PECADO.” (Hebreos 3:13)

No basta con que te preocupes por tu propia vida espiritual, sino también debes preocuparte por la vida espiritual de otros. El apóstol Pablo, a pesar de sufrir persecución, a pesar de estar en la cárcel, él se preocupaba por los hermanos y les escribía cartas para animarlos y exhortarlos.

Y TANTO MÁS, CUANTO VEIS QUE AQUEL DÍA SE ACERCA

¿Qué día se acerca? ¿Alguna vez se han puesto a pensar en esto?

Esta carta se escribió en el siglo I, y para ellos el día estaba cerca. Se referían al “día en que el Señor juzgará a todo el mundo.” (BLS)

Yo entendí que debo congregar, entendí que no debo dejar de congregar, pero:

¿QUÉ HAY DE ESPECIAL EN CONGREGARNOS?

La escritura dice: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20)

Algunos usan este texto como excusa para decir que no es necesario reunirse en alguna iglesia con otros hermanos. Pero este texto no dice: “reúnete con dos o tres personas y eso será suficiente.” No dice eso. Porque si así fuera, entonces la vida cristiana sería una vida de comunión entre 2 o 3 personas. Y si son 4 ya no, “ya no podemos congregarnos, tu que eres el cuarto, búscate otras personas porque ya somos 3 y estamos completos.” Es ridículo pensar así. Este texto se refiere a la bendición de tener a Cristo entre nosotros cuando nos reunimos. Cuando la iglesia se reúne, Cristo está entre nosotros. Si somos 2, Cristo está ahí. Si somos 5 Cristo está ahí. Si somos 20 Cristo está ahí. Se refiere a que Cristo está en medio de nosotros, Él es el centro de nuestras reuniones. Eso es lo especial, que Cristo está en medio de nosotros, y entendiendo esto, nos reunimos para glorificar a Cristo. Venimos aquí a encontrarnos con Cristo, porque Cristo dijo que estaría aquí entre nosotros. Cristo no habita en este lugar, pero si habita entre nosotros. En los miércoles de oración, mientras nosotros oramos, Él intercede por nosotros ante el Padre. En los viernes de estudio, mientras estudiamos doctrina, Él está entre nosotros. Tomas, ¿se recuerdan de él? Tomas se perdió la bendición de ver a Cristo resucitado, porque no estaba congregado con los demás discípulos que esperaban ver a Cristo resucitado. Y no había una razón justificable para que no esté reunido con los discípulos. Así también al faltar te pierdes de la bendición de recibir la Palabra de Dios, estas rechazando la obra que el Espíritu Santo quiere hacer en tu vida mediante la Palabra predicada.

CONGREGAR DEBE SER UN DESEO EN TI

No es mi deseo que después de leer esto, tú obedezcas este mandato de congregar de una manera obligada o forzada o de mala gana. Congregarte con otros hermanos debe ser un deseo en ti por obra del Espíritu Santo.

“Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad.” (Salmos 84:10) ¿Este versículo significa algo en para ti? ¿Si no congregas aquí en la tierra, crees que congregaras en el cielo? ¿Si Dios no pone en ti el deseo de congregar en la congregación de la tierra, crees que te pondrá a ti en la congregación del cielo? Una evidencia que tu formarás parte de las congregación de los cielos es que estás formando parte de la congregación aquí en la tierra.

“Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.” (Salmos 122:1) ¿Serás de los que dice, yo me alegro de estar en el cielo por la gracia de Dios? O ¿Serás de los que dice, yo lamento de estar aquí en el infierno por rechazar la gracia de Dios? Porque si la gracia de Dios te ha alcanzado, esa misma gracia te sostiene para perseverar en la fe, el Espíritu Santo te va a ayudar a no dejar congregar. Él lo va hacer en ti.

¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmos 133:1)
(BLS) ¡NO HAY NADA más bello ni más agradable que ver a los hermanos vivir juntos y en armonía!
(PDT) Qué bueno y qué agradable es CUANDO EL PUEBLO DE DIOS SE REÚNE en armonía.
(DHH) ¡Vean qué bueno y agradable es QUE LOS HERMANOS VIVAN UNIDOS!

NO DEJEMOS DE CONGREGARNOS.

NO DEJES DE CONGREGARTE.

Dios les bendiga.


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